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Asociación Vallisoletana de Afectad@s por las Antenas de Telecomunicaciones - AVAATE

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GIJÓN: La federación vecinal urge una norma más restrictiva para las antenas de telefonía. Pretenden, aclara el presidente de la FAV, Amador García, luchar contra la «indefensión jurídica en la que se encuentran muchos ciudadanos».

Martes 13 de mayo de 2008 · 1198 lecturas

GIJÓN: La federación vecinal urge una norma más restrictiva para las antenas de telefonía
Presenta un escrito por registro para incluir en el reglamento más controles y revisiones de las licencias La FAV recogerá firmas a partir de hoy en la Acerona

13.05.08 - AIDA COLLADO

PESCADERÍA MUNICIPAL. Los vecinos presentaron ayer el documento que quiere endurecer las condiciones a los operadores. / P. UCHAMuchos no conocen el decreto que establece las condiciones de protección del dominio público radioeléctrico. Pero sí saben que no quieren una antena de telefonía móvil cerca de su casa. O, al menos, tienen claro que no se fían de ellas. Por eso, la Federación de Asociaciones de Vecinos de la zona urbana ha decidido tomar cartas en el asunto y coger las riendas y el relevo de las diseminadas protestas vecinales. Han estudiado concienzudamente el actual reglamento y han presentado sus propuestas.

El documento que entregaron ayer en el registro introduce algunas modificaciones -sobre todo, restricciones- en la normativa vigente, que consideran «insuficiente». Pretenden, aclara el presidente de la FAV, Amador García, luchar contra la «indefensión jurídica en la que se encuentran muchos ciudadanos».

A la conocida propuesta de no colocar estaciones a menos de 300 metros de centros de salud, sociales, colegios y hospitales, han ańadido otras con el objetivo de ponérselo algo más difícil a las compańías. Por ejemplo, quieren que el Consistorio exija a los operadores un plan de implantación «para que todo el mundo sepa cuáles son sus intenciones y qué van a hacer en la ciudad en cada momento».

Además, piden que los permisos y licencias que se concedan para la colocación de antenas sean revisados cada cierto tiempo, «con mediciones que determinen que las instalaciones siguen en buen estado».

Otra de sus grandes reivindicaciones es que el reglamento deje bien claro que sólo podrán implantarse en las comunidades de vecinos en las que la propuesta haya sido aceptada por unanimidad. Y dan varias razones. «La colocación de antenas supone una alteración de la estructura o de las cosas comunes y esto sólo puede modificarse con el consentimiento de todos los propietarios», argumentan. Por otra parte, las excepciones que a veces se hacen a este respecto, «como rampas para discapacitados o ascensores, están tasadas y siempre se hacen en beneficio de la comunidad, nunca de terceros ajenos a la misma».

Por otra parte, apuntan, «al tratarse de servidumbre a favor de terceros, las empresas pagan a la comunidad un dinero que imputará como ingreso en cuenta». Lo cual, una vez más, sólo puede hacerse por unanimidad.

La FAV ha elaborado trípticos informativos, que se repartirán por las calles gijonesas a partir de esta semana. Será la primera de las medidas de «movilización» que han organizado para estos días. En ellos, tratan de informar a los ciudadanos de algunos detalles legales, como que «el Plan General de Ordenación Urbana elimina la instalación de industrias en la ciudad y esto está considerado como una explotación industrial».

«Difícil de valorar»

También colocarán una mesa en la plaza del Humedal -a partir de las doce del mediodía de hoy- para recoger firmas y organizarán una charla coloquio en su sede para alertar a los vecinos de los peligros de las antenas. Será el miércoles a las 18.30 horas.

Los miembros de la federación denuncian, además, lo que consideran un problema de base: «En Gijón, este tema se trata desde el punto de vista urbanístico, estético. De hecho, la normativa depende de la Concejalía de Urbanismo y no de la de Medio Ambiente».

Y lo que buscan es que se aplique «el principio de precaución, que se utiliza cuando una evaluación científica objetiva indica que hay motivos razonables de preocupación por los potenciales efectos peligrosos sobre la salud a pesar de los niveles de protección adoptados». Ya que saben que los dańos que producen las antenas son «muy difíciles de valorar. No tenemos nada contra la telefonía móvil, pero queremos que esté bien controlada», concluyen.

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