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Hiperactividad infantil (o la mordaza de la prensa en España)

Sábado 6 de mayo de 2017 · 2274 lecturas

Hiperactividad infantil

Alfonso Balmori, Biólogo

La utilización de teléfonos móviles durante el embarazo puede tener graves consecuencias en el comportamiento de los niños. Ese es el mensaje que puede inferirse del nuevo estudio recientemente publicado: «Maternal cell phone use during pregnancy and child behavioral problems in five birth cohorts». Si existe un efecto de la exposición humana a las radiofrecuencias, parece razonable que los fetos y los niños sean más vulnerables, por encontrarse en una edad crítica de su desarrollo neurológico y orgánico. La Organización Mundial de la Salud ha enfatizado la necesidad de investigar en profundidad los posibles efectos de las radiaciones de radiofrecuencia en niños y por esa razón son tan importantes este tipo de estudios.
El estudio ha sido publicado en «Environment International» (Impact factor: 5.929) y tuvo como objetivo evaluar esa posibilidad en un análisis realizado recopilando información nada menos que de 83.884 parejas madre-hijo, en cohortes de cinco países: Dinamarca, Corea, Países Bajos, Noruega y España, basándose en la frecuencia de llamadas realizadas por la madre con el teléfono móvil durante el embarazo y estudiando los problemas de comportamiento posterior de los niños de 5 a 7 años de edad.
El 38,8% de las madres no utilizaron el teléfono móvil durante el periodo de gestación y esas madres tuvieron menos probabilidad de tener un niño con problemas de comportamiento general, con hiperactividad/déficit de atención o con problemas emocionales. Además, se constató una tendencia en el aumento del riesgo de problemas de conducta infantil con el uso materno del teléfono móvil. Esta asociación fue bastante coherente entre las diferentes cohortes estudiadas. La conclusión de dicho estudio es que el uso del teléfono móvil por parte de la madre durante el embarazo, puede estar asociado con un mayor riesgo de problemas de comportamiento y de hiperactividad/déficit de atención (conocido como TDAH en España), en la descendencia.
En los resultados de dicho trabajo se resalta de manera preocupante el hecho de que, en la cohorte de madres españolas, la prevalencia de la hiperactividad/déficit de atención fue particularmente alta, y que anteriores estudios que lo han evaluado han mostrado resultados similares. De hecho, en España, el Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los problemas psiquiátricos más frecuentes en la infancia y es la causa más común de que un niño acuda a la consulta del especialista, convirtiéndose en el tercer problema de salud con mayor prevalencia entre la población infantil (entre el 5% y el 6%), por detrás de las alergias crónicas y el asma.
Estudios anteriores ya habían informado de la asociación entre el uso de teléfonos móviles por parte de las madres gestantes con posteriores problemas de comportamiento del niño. Precisamente dos de los autores del nuevo estudio: los daneses Jørn Olsen y Leeka Kheifets, ya publicaron en mayo de 2008, en la influyente revista “Epidemiology”, el artículo: «Prenatal and Postnatal Exposure to Cell Phone Use and Behavioral Problems in Children». En aquella ocasión estudiaron 13,159 parejas de madres e hijos daneses, con resultados muy similares a los del estudio que acaba de publicarse.
Sin embargo, no parece que se haya producido un adelanto desde entonces en cuanto a la prevención o advertencia sobre el uso del móvil por las madres gestantes en España (En Francia y Chipre sí se ha hecho). Por eso nos preguntamos: ¿Quien va a advertir a las madres de los resultados de este nuevo estudio?
Por otra parte, puede ser oportuno recordar que Elisabeth Cardis, una de las autoras de este nuevo trabajo, coordinó el estudio Interphone que se dio a conocer en 2008 y fue promovido por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (perteneciente a la OMS), cuya conclusión principal fue que el uso del teléfono móvil puede provocar a largo plazo el desarrollo de varios tipos de cáncer.
Muy recientemente (abril de 2017) la prestigiosa revista «The Lancet Oncology» publicaba un trabajo con información procedente de 153 registros oficiales de 62 países, financiado por la Agencia Internacional de investigación del Cáncer y la Unión Internacional para el Control del Cáncer. De sus resultados puede concluirse que la incidencia del cáncer infantil ha aumentado un 13% en dos décadas, lo que a todas luces aparece como una siniestra coincidencia temporal con el desarrollo de la telefonía móvil, ya que actualmente el 25% de los menores de 10 años, el 50% de los niños de 11 años y el 67% de menores tiene móvil.
No es descabellado pensar que parte de la responsabilidad de lo que está ocurriendo en nuestro país pueda achacarse a informes, como el recientemente difundido a bombo y platillo por el autodenominado CCARS (Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud), que incluso en al ambiente general descrito en este artículo, de preocupación generalizada e incertidumbre científica, ha salido recientemente a la palestra envuelto en una aura de conflicto de intereses, explicando que aquí no pasa nada y que todo está controlado. Desconocemos si este falso, irresponsable y peligroso mensaje habrá calado, aunque irónicamente casi ha coincidido en el tiempo con el reconocimiento en primera instancia de un tribunal italiano de una pensión vitalicia para un trabajador de “Telecom Italia” por el tumor provocado tras el uso durante 15 años del teléfono móvil. Una segunda sentencia de un tribunal de Florencia puede abrir las compuertas de una avalancha de casos en los tribunales de justicia de todo el mundo.
Probablemente los niños son los principales perjudicados de una sociedad dirigida por adultos, donde parecen primar intereses económicos que relegan a un segundo plano bienes sociales de la máxima prioridad e importancia, como el de la salud de los más indefensos.

NOTA: Este artículo se ha enviado a ocho cabeceras de prensa españolas, de ámbito nacional, regional y local sin que haya merecido una respuesta (ni siquiera negativa) para su publicación.
Desde AVAATE nos preguntamos:
¿Adónde fue a parar el periodismo independiente?.