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El Norte de Castilla, 18/10/06

Cierre en falso

Miércoles 18 de octubre de 2006 · 3151 lecturas

El Norte de Castilla, 18/10/06
Cierre en falso
ALFONSO BALMORI/BIÓLOGO

ACABAMOS de conocer algunas conclusiones del convenio de colaboración suscrito entre la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León y el Instituto de Salud Carlos III en relación con el conglomerado de tumores infantiles en el Colegio Público García Quintana de Valladolid. Pese a que una semana después de difundirse los resultados el informe ha sido inaccesible incluso para los directamente afectados, quiero analizar alguno de los escasos aspectos que han transcendido y me parecen cuanto menos sorprendentes.

La metodología empleada no se ajusta al objetivo principal; el convenio se firmó para estudiar un conglomerado de cáncer infantil estadísticamente insólito, pero el área de estudio y los casos investigados se han ampliado incomprensiblemente a toda la provincia de Valladolid. En las conclusiones ni siquiera se reconoce la existencia del conglomerado o cluster que fue el detonante del estudio (¿?), y se ignora lo que casi todos los ciudadanos de Valladolid sabemos: que además de los del colegio hubo bastantes más casos de cáncer en el vecindario.

La doctora Marina Pollán Santamaría, uno de los miembros del comité de expertos que se formó a raíz de este caso, publicó su tesis doctoral en el 2001 con el título ’Ocupación, exposición laboral a radiaciones electromagnéticas y cáncer de mama’. La conclusión 9 dice textualmente: La consistencia de los resultados observados en las tres ocupaciones relacionadas con teléfonos, telégrafos y radio muestra que los campos electromagnéticos, ya sea de baja frecuencia o de radiofrecuencia, pueden ser agentes promotores del cáncer de mama. La alta incidencia en analistas de sistemas apoya esta conclusión. Y en la conclusión 18 se puede leer: En las mujeres, la exposición ocupacional media por encima de 0,10 microTeslas incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de mama en torno al 20%.... El primer director de esta tesis es el doctor Gonzalo López-Abente, coordinador del informe cuyos principales resultados acaban de darse a conocer, y el segundo director de dicha tesis es el profesor Fernando Rodríguez Artalejo, también miembro del comité de expertos del García Quintana. Como vemos, la relación entre las radiofrecuencias y el cáncer se encuentra en el acervo científico de varios importantes miembros de dicho comité.

En ciencia, cuando intentamos explicar los fenómenos que no comprendemos, el primer paso necesario es acudir a la bibliografía científica. En dicho ámbito también podemos relacionar las antenas de telefonía con el cáncer, puesto que, en el tiempo de duración de este convenio, ha avanzado el conocimiento y se han publicado algunos estudios científicos reseńables. Una investigación Israelí (Wolf y Wolf, 2004) publicada en ’International Journal of Cancer Prevention’ encuentra un incremento de la incidencia de cáncer en un radio de 350 metros de una antena de telefonía. Una comparativa del riesgo relativo de las personas que vivieron allí durante más de tres ańos revela que hubo 4,15 veces más casos de cáncer que en el resto de la población. Otra investigación realizada en Alemania (Eger et al., 2004), publicada en ’Unwelt medizin gesellschaft’, encuentra que el riesgo de contraer un cáncer se multiplica por 3,29 en el área interior de un radio de 400 metros de una antena de telefonía. La edad de los pacientes con tumores fue 8,5 ańos menor para el conjunto de tumores y 20 ańos menor para las personas diagnosticadas con cáncer de pecho en dicha área. Sus autores sugieren replicar el estudio en otros lugares ya que la metodología empleada puede aplicarse en cualquier parte del mundo. En Espańa todavía no se ha hecho...

Un estudio japonés publicado en el 2006 en ’International Journal of Cancer’ confirma lo que habían encontrado otros trabajos europeos y americanos anteriormente: los altos niveles de exposición residencial (por encima de 0,4 microTeslas) elevan el riesgo de leucemia infantil (la normativa legal admite hasta 100 microTeslas en baja frecuencia).

Incluso la supuesta confrontación científica parece más bien una estratagema alimentada por la industria de las telecomunicaciones, como demuestra el estudio publicado este ańo por investigadores de dos universidades suizas y una inglesa en ’Environmental Health Perspectives’. Dicho trabajo concluye que bastantes de los estudios sobre efectos de las radiofrecuencias en los seres vivos han sido financiados por la industria de las telecomunicaciones, y que la fuente de financiación está asociada con la obtención de conclusiones propensas a favorecer a los productos de la industria que los financia (conflicto de intereses), cuestión que se acentúa cuando estamos hablando de un gran negocio como el de la telefonía móvil.

Por último mencionaremos un estudio sin validez científica pero con gran importancia testimonial. Lo hicieron 13 nińos de cuarto de ESO del Colegio de la Asunción de Gijón utilizando datos oficiales del Ayuntamiento de Gijón, el Hospital de Jove y el Hospital de Cabueńes, dirigidos por su profesor de Física y Química. Sus resultados, conocidos en junio del ańo pasado, evidencian de forma ostensible -muy visual- la relación de las antenas de telefonía con el cáncer.

Es ciertamente difícil encontrar lo que no se busca. Evidentemente el tema es muy complejo, pero los problemas graves no deben despacharse de un plumazo. La historia nos enseńa que la huida hacia delante y el cierre en falso de las heridas, solo consigue la dilación de los procesos. No es recomendable sacar conclusiones precipitadas para tranquilizar conciencias o promover despliegues desatinados de redes que, dicho sea de paso, ni los más tecno-entusiastas desean tener frente a su ventana.