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Granada Hoy, 16/4/07

Antena diabólica. "Las antenitas de marras en plena población no son muy saludables que digamos. Los riesgos de padecer cáncer y otras enfermedades parecen más que demostrados"

Lunes 16 de abril de 2007 · 1961 lecturas

Granada Hoy, 16/4/07

Antena diabólica
Pilar Bensusan
Está visto que alterar la tranquilidad y la seguridad de las personas debe de formar parte de los nuevos estilos de vida de la Granada del siglo XXI, moderna y cosmopolita. Y es que en algún que otro barrio hemos pasado de gozar de una vida pacífica y casi paradisíaca a tener que soportar del tirón todo aquello que, según el parecer de unos cuantos, constituye el no vas más en cuanto a adelantos se refiere.

Así, mientras que unos tuvieron la feliz ocurrencia de ponernos un puente a los vecinos de la Ruta del Colesterol’ para chafarnos el sosiego y dificultarnos motorizadamente el único paseo peatonal que nos queda a los granadinos, otros quieren ahora instalarnos una antena de telefonía móvil en el patinillo de entrada de una casa de la Cuesta de la Plata.

Aparte de lo bien integrada que puede quedar entre los árboles y las plantas, porque ya sabemos que el estilo minimalista es lo que mola y que nos tiene sometidos a tal dictadura arquitectónico-decorativa que no me extrańaría nada que hubiese más de uno que dijera que hasta queda bien porque es muy mona y, por supuesto, de líneas rectas, como tiene que ser. Pues bien, gustos aparte, yo me pregunto, ¿qué pinta una antena de telefonía en el jardín de una vivienda que, además, se encuentra rodeada de otras tantas viviendas de similares características y todas ellas, claro está, dentro del mismísimo casco urbano de Granada?

Evidentemente, nada bueno. Los teléfonos móviles, independientemente de que pueden resultar sumamente útiles en determinadas ocasiones, cada vez me convenzo más de que constituyen una horterada suprema y que su uso, cuando se está acompańado, es de pésima educación. Independientemente de estas reflexiones, las antenitas de marras en plena población no son muy saludables que digamos. Los riesgos de padecer cáncer y otras enfermedades parecen más que demostrados, con lo cual la dichosa instalación a la altura de los salones, dormitorios y comedores de todos los vecinos de mi barrio es un regalito que creo que no nos merecemos, porque pagamos nuestros impuestos como todo buen ciudadano, cuidamos de nuestro barrio con primor y somos tan cívicos como cualquier buen vecino de Granada.

Pero nos ha tenido que tocar la china a nosotros. En vez de llevarse la antena diabólica a un monte, nos la encasquetan a nosotros. En la Bola de Oro también están que trinan, por lo visto es que el aparato de marras hace un efecto sombrero y al jardín con la antena-árbol no le pasa nada, pero los efectos nocivos unos cuantos metros más allá son inmensos. Total, que en el barrio no queremos tremendo ingenio. Por favor, déjennos tranquilos.

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