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Diario Sur | 23/07/2007|05:26h

La guerra de las antenas

Lunes 30 de julio de 2007 · 1178 lecturas

La guerra de las antenas
Diario Sur | 23/07/2007|05:26h
Un juzgado la amparó cuando la mayoría de sus vecinos quisieron poner una antena de telefonía móvil en la terraza de su edificio, en el Parque Mediterráneo. Ella, Carmen, y dos vecinos más se oponían pero no tuvieron más remedio que acabar en los tribunales, que le dieron la razón.
El juez consideró en noviembre de 2002 que la antena que se pretendía instalar en el edificio de la plaza Mateo Luzón de la capital implicaba una alteración en la estructura del edificio que modifica un elemento común del inmueble, por lo que según la Ley de Propiedad Horizontal, se requiere la unanimidad de los propietarios y ello no se había conseguido. Pues bien, en 2002 la empresa Nortel Networks (de redes de telefonía para terminales de tercera generación UMTS) tuvo que desistir de colocar la antena en el bloque de Parque Mediterráneo en el que vivía Carmen. Han pasado los ańos, y en agosto de 2006, Carmen se apercibió de unos operarios intentaban poner una antena de telefonía en un bloque que hay enfrente de su casa, en el la calle Victoria Mérida y Piret, número 6. Llamamos a la policía, que paralizó la obra y también fuimos al Ayuntamiento, donde nos dijeron que la empresa de telefonía había solicitado la licencia, pero que aún no la tenía, subraya Carmen.

El 4 de octubre recibió una carta del Ayuntamiento en la que le informaba de que habían abierto un expediente sancionador contra la empresa de telefonía móvil. El motivo era que, aunque había pedido la licencia, aún no la tenía concedida. Por eso, en el expediente, al que ha tenido acceso SUR, califica el hecho de grave e indica que la multa podría ascender a 8.

400 euros. Tranquilidad Carmen, según cuenta, respiró tranquila, y pensó que la obra se había paralizado. Pero en octubre de 2006 vieron cómo llegaban dos grandes tráilers, uno con una caseta y otro con una antena de telefonía móvil.

Volvimos a llamar a la policía desesperados. Vino y le pidió la licencia, y como no la tenían se tuvieron que marchar, sostiene Carmen con el asentimiento de su madre y su hermana, que están junto a ella en esta guerra. Pero, ¿por qué Carmen lucha contra las antenas de telefonía móvil? El derecho a la protección de la salud es un derecho constitucional, que todas las administraciones públicas están obligadas a preservar.

Por eso, creo que deben velar por que no exista concentración de antenas y porque se respeten los límites de exposición, subraya Carmen. Esta mujer piensa, aunque no lo puede probar, que con el tiempo se sabrán cuáles son las afecciones a la salud que provocan los campos electromagnéticos que generan estas antenas. Y su conclusión es la siguiente: ¿Por qué no realizan estudios para ver si no son malas para la salud? Porque no les interesa a las grandes compańías, y las administraciones tampoco se quieren enemistar con ellas.

Entonces, ¿quién defiende al ciudadano?, puntualiza. Es más, Carmen he podido constatar que hay casos en los que las compańías al pedir la licencia no especifican si hay colegios o centros educativos cercanos, algo que se establece en el Real Decreto 1066/01 por el que se aprueba el Reglamento que establece condiciones de protección del dominio público radioeléctrico. Una de las peticiones de licencia para poner una antena enfrente del bloque de mi casa (calle Mérida y Piret) decía que sólo había un colegio profesional en la zona, y yo he hecho un escrito al Ministerio de Industria diciendo la verdad, que entre 70 y 200 metros está el colegio Paulo Freire, la escuela infantil Montessori, el instituto Emilio Prados, el colegio Rosario Moreno, la guardería Nuestra Seńora de la Paz, el colegio Santa Rosa de Lima, la escuela Ave María, y el instituto Litoral, reseńa.

Concentración ¿Por qué sólo dicen que hay un centro?, se pregunta Carmen, que sólo tiene una misión: evitar la concentración de antenas, ya que como bien dice el reglamento la compartición de emplazamiento podría estar condicionada por la consiguiente concentración de emisiones. Así que su lucha es la de David contra el Goliat de las telecomunicaciones. .

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